viernes, 31 de octubre de 2014

Sicilia con hermanas octubre 2014


Esta es la crónica del fantástico viaje que hemos hecho este año a Sicilia. Esta vez se nos ha sumado Marisol, una amiga de Lupe que ha sido todo un descubrimiento, pues ha sido simpática, entretenida y nada molesta, cosa difícil de encontrar en una compañera de viaje.
Nos encontramos todas en el aeropuerto de Madrid el 21 de octubre a las 9:00 de la mañana, para coger el vuelo de Ryanair de las 10:40 hacia Catania.
El vuelo salió en hora, y llegamos a Catania a la 1:30, donde después de recoger las maletas fuimos a retirar el coche que habíamos alquilado por internet. Resultó ser un poco pequeño para 4 maletas, pero como no estábamos dispuestas a volver a hacer la cola, las colocamos como pudimos y al final no ha resultado tan mal.
Este es el recorrido que teníamos planeado hacer, y excepto ir a Segesta que resulta que mis hermanas ya habían ido desde un crucero que hizo escala en Trapani, es el que hemos hecho.


Llegamos a Catania al hotel Manganelli Palace que es el de la foto a las 3 de la tarde. La entrada es por un lateral del palacio un poco desportillado, y el ascensor pequeño y antiguo, pero cuando llegas al piso alto que es donde está el hotel, resulta fantástico.


Las habitaciones amplias y con el techo decorado.




Como era tarde desde el hotel nos reservaron mesa en un restaurante cercano donde comimos muy bien. De hecho ha sido la mejor comida de todo el viaje.
Y nos lanzamos a recorrer el centro de Catania. Para no perdernos nada cogimos un tren turístico que por 5 euros nos enseñó los sitios más importantes.


En la elección del restaurante de la cena no estuvimos acertadas, pues me pusieron los peores spaguetti de mi vida, y ninguna cenamos bien.
Por la mañana fuimos a ver el mercado de pescado, que es famoso por ser el más grande al aire libre de toda Italia.












También visitamos el Teatro Romano, que está en obras y parece ser que lo van a cerrar durante los dos próximos años para terminar las excavaciones, así que hemos tenido suerte de poder verlo.


Hacia las 11 volvimos al hotel, recogimos las maletas y el coche y fuimos a Siracusa directamente a la zona arqueológica, por lo que dejamos el coche en un parking vigilado para que no nos robaran las maletas.
Lo peor fué la compra de los tickets de entrada, pues lo tienen fatal organizado. Te hacen andar muchísimo y todo para que pases por los puestos para turistas y compres, cosa que no hicimos.

Vista del anfiteatro romano



Teatro griego







La oreja de Dionisio, con sorprendente acústica.









Latomía del paraíso

Comimos bien en un restaurante allí mismo antes de recoger el coche, y hacia las 4 llegamos al hotel Gargallo que habíamos reservado en el centro de Ortigia, que es la parte antigua de Siracusa.
También este hotel fue un acierto, sobre todo por su localización.




Nos lanzamos a recorrer la ciudad, empezando por el Duomo que es muy singular, ya que se ha construido sobre los restos de un templo griego dedicado a Minerva, y en el se ven claramente un total de 28 columnas del templo.




Continuamos el paseo llegando a la fuente de Aretusa, de la que no tengo foto porque nos estábamos comiendo un helado y no teníamos manos. Marisol se manchó toda, jajajaja.
Dimos toda la vuelta a la isla de Ortigia, pues como veis hacía un atardecer espectacular.












Por la mañana después de desayunar nos fuimos directamente, pues este día teníamos que hacer muchos Km. por mala carretera.
Paramos a ver Noto, dejando también el coche en un parking vigilado por el tema de las maletas.




Aquí nos separamos, pues a Lupe y Marisol no les bastó con estas escaleras, querían más, así que Alicia y yo nos quedamos en la calle principal, y como no, nos perdimos las unas de las otras, pero todo quedó en que ellas anduvieron muchísimo, pero al final nos encontramos.





Alicia y yo visitamos este curioso teatro, curioso por lo pequeño y bonito. Solo tiene 8 filas de butacas, pero tiene 4 pisos de palcos, y no tiene gallinero.






Continuamos carretera hacia Agrigento, por la que anunciaban una autopista hacia Gela, cercana a Agrigento, autopista que no existe, así que tuve que lidiar con un tráfico endemoniado.
Comimos en un restaurante de carretera, y hacia las 5:30 de la tarde llegamos al Hotel Colleverde Park en Agrigento, que resultó ser un remanso de tranquilidad por su estupendo jardín con vistas al valle de los templos.










Fuimos por la noche a cenar al centro de Agrigento, que aunque muchos dicen que no merece la pena, a nosotros nos gustó su calle peatonal muy animada al atardecer.
l desayuno del hotel fue muy bueno, tal vez un poco peligroso, pues aunque no lo parezca entre nosotros y el jardín había un cristal, que se agradeció porque la mañana era fría.


Esta vez dejamos las maletas en el hotel y nos lanzamos a la visita del valle de los templos.
Decidimos coger una guía y un taxi que nos subiera a la parte más alta del recorrido, para así hacer solo 2 Km. de bajada, que gracias a las explicaciones de la guía y lo espléndido del sitio se nos hicieron cortos.




























Recogimos las maletas y fuimos con el coche a ver una formación rocosa blanca que hay en la costa que se llama la Scala dei Turqui, pero la vimos desde arriba del acantilado, pues para acercarse había que andar bastante por la playa y no había parking vigilado, con lo que nos arriesgábamos a quedarnos sin maletas.





Continuamos camino por la costa y se hizo la hora de comer a la altura de Sciacca, así que aprovechamos para ir a un restaurante al borde  del mar que encontramos gracias a la intuición de Marisol, y que resultó bastante bueno, barato y agradable.
Seguimos camino y a los pocos kilómetros llegamos a la autopista que va a Palermo desde el sur, por lo que le pude dar un poco de caña  al coche y llegamos hacia las 5 al hotel Mercure Palermo que resultó céntrico y agradable.
Nos lanzamos  a ver Palermo iluminado.


Teatro Massimo.


Piazza Pretoria, con su fuente con estatuas de escultores Florentinos.



Por la mañana visitamos el interior del teatro Massimo, que a mi me gustó por su grandiosidad, pero a mi hermana  Lupe no le gustó porque le falta mucha restauración y está un poco pobretón.




De aquí nos fuimos a coger un autobús de esos turísticos que te subes y te bajas donde quieras, pero no se lo recomiendo a nadie, pues el horario del servicio es bastante malo encima de caro, y entre 4 nos hubiera compensado coger un taxi.

Visitamos el Palacio Real con su fantástica Capilla Palatina.










y apuradas por el horario del autobús fuimos a la catedral, aunque nos jugábamos la vida en cada semáforo bebido a su estado.
















A las 13:10 cogimos el autobús a Monreale y comimos en un restaurante con estas vistas, aunque la pasta dejó mucho que desear.


Pero lo malo de la pasta se compensó con la visita de la Catedral de Monreal y su claustro. Como siempre una imagen vale más que 1000 palabras.


Los motivos se asemejan a los de la capilla Palatina, pero su grandiosidad es apabullante.













El claustro es especial por su estilo y su tamaño.













Volvimos a las 17:00 a recoger el coche y las maletas al hotel y salimos hacia Cefalú donde íbamos a pasar la noche en el hotel Riva del Sole.
El hotel estaba en el mismo paseo marítimo, y nos lanzamos a conocer las calles de Cefalú al atardecer. Cenamos bastante bien en un restaurante del paseo marítimo.
Por la mañana fuimos a ver la catedral por dentro y nos hicimos unas fotos en el paseo marítimo.











Dejamos Cefalú a las 10 de la mañana, pues queríamos visitar la villa romana de Cassale, con sus maravillosos  mosaicos romanos, pero entre que nos perdimos al salir de Cefalú............






y que hubo mucho tráfico, conseguimos llegar al aparcamiento de la villa romana, pero tuvimos que marcharnos sin verla para no perder el avión de vuelta, en el que embarcamos a las 16:15 después de haber devuelto el coche y engullido un bocadillo en el aeropuerto.

















Esto es parte de lo que nos hemos perdido y que he copiado de internet, pero otra vez será.

Para mi la llegada a Madrid fue un poco estresante, pues salí del avión a  las 20:00 y haciendo 2 cambios en el metro llegué al AVE a las 21:00 y salía a las 21:20, así que llegué porque tuve suerte.

Aquí termina nuestro viaje.

Solo me queda añadir la frase que oí un día en la radio y que me gusta mucho: "Como con cualquier otra droga, el viajar crea adicción y siempre hay que elevar la dosis".